sábado, 16 de abril de 2011

China y Brasil desean más cooperación en ciencia, tecnología e innovación



12 de abril, año 2011

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, inauguró hoy en Pekín el Dialogo de Alto Nivel Brasil-China sobre Ciencia, Tecnología e Innovación, en su segundo día de estancia en China y antes de reunirse con el presidente, Hu Jintao, en el Gran Palacio del Pueblo.

Rousseff, cuyo viaje está marcado por la voluntad de exportar más productos elaborados a China y no solo materias primas, se reunió también antes de la ceremonia oficial de bienvenida con el presidente de Foxcom, Terry Gou.

El mayor productor del mundo en componentes electrónicos se fundó en Taiwán en 1974, se instaló en la industrial Shenzhen (sur) en 1988, cuenta con 900.000 empleados en todo el mundo y sirve a los principales clientes del sector de IT.

La primera visita bilateral de Rousseff a China, a la que seguirá su viaje a la cumbre del BRICS (Brasil, China, India, Rusia y África del Sur) quiere fortalecer relaciones comerciales y económicas, pues los vínculos políticos con China atraviesan un buen momento.

La cooperación internacional de Brasil en ciencia, tecnología e innovación a la que se refiere el diálogo abierto hoy, es parte de su "diplomacia científica" para estrechar la brecha entre países desarrollados y en desarrollo e identificar procesos de innovación productiva.

Diplomáticos brasileños dijeron a Efe que los tres son elementos fundamentales para el desarrollo, el empleo y la búsqueda de oportunidades y Pekín reconoció en su Plan Quinquenal la necesidad de cambiar el modelo de crecimiento, innovar y producir calidad para su mercado interno y la exportación.

También en la integración latinoamericana, dijeron, la difusión del conocimiento científico y tecnológico mediante asociaciones de mutuo beneficio contribuyó a elevar el desarrollo y ampliar las capacidades en innovación productiva.

En China, el presidente Hu Jintao pidió investigar e innovar hacia lo que llamó "crecimiento científico sostenible" y reducir la dependencia tecnológica del exterior. Tras la reunión de Rousseff y Hu está prevista hoy la firma de unos veinte convenios en diversas áreas, como salud, energía, deportes, defensa y agricultura, así como un contrato para la venta de aviones de la empresa brasileña Embraer a China.

Según las fuentes brasileñas, además de en satélites de comunicaciones, lo más significativo en la cooperación en el sector en los últimos años, fue la creación del Centro China-Brasil de Cambio Climático y Tecnologías Innovadoras en Energía en la Universidad Tsinghua de Pekín vinculado a la Federal de Río. El Centro permite también desarrollar proyectos bilaterales en energía eólica y biodiesel con la Academia de Ciencias de China.

Aunque Pekín prerefiere a los países punteros en tecnología, también reconoce que Brasil posee la mayor capacidad científico-tecnológica y de innovación de América Latina y busca sectores específicos complementarios, añadieron las fuentes.

China es ya el primer socio comercial de Brasil y gran inversor en el país suramericano (30.000 millones de dólares en 2010), principalmente en minerales, petróleo, soja y telecomunicaciones. En 2010 hubo acuerdos de adquisición con el Grupo EEX por empresas estatales chinas, como la Wuhan Iron Steel (Wisco), para instalar una planta siderúrgica por 3.500 millones de dólares, derechos de exploración de hierro en Morro de Santana por 5.000 millones de dólares, y por 400 millones de dólares, en Serra Azul.

Según el portavoz de la presidencia de Brasil, Rodrigo Baena, el primer viaje de Rousseff a China es de marcado carácter económico "pues queremos reciprocidad en las exportaciones y apertura del mercado chino a nuestros productos" al ser mayoritarias las materias primas en el comercio bilateral de 56.000 millones de dólares.

Brasil es uno de los principales graneros del mundo y líder en la exportación de soja (17.115 millones de dólares en 2010 a China), café, o carne, cuyo mercado desea abrir en China cuanto antes ya que Pekín aprobó ya 9 frigoríficos brasileños.

Según datos oficiales, casi el 8 por ciento de la inversión china en Brasil en 2010 fue para comprar tierras agrícolas, sobre todo de granos y cereales para exportar al gigante asiático.

En 2009 gigantes energéticos chinos comprometieron inversiones por 10.000 millones de dólares en el prometedor horizonte de hidrocarburos descubierto por Brasil en aguas ultra-profundas del océano Atlántico y en 2010 la compra por Sinopec del 40 por ciento de las acciones de Repsol Brasil por 7.100 millones de dólares.

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