domingo, 13 de noviembre de 2011

Reducción de impuestos para impulsar grandes inversiones de la industria de defensa de Brasil

REVISTA DIALOGO

Por Janie Hulse



La industria de defensa de Brasil, la más grande de cualquier país de América Latina, podría duplicarse en tamaño en los próximos 10 años, gracias a una nueva política fiscal propuesta por la Presidente Dilma Rousseff.



Esa política pronto proporcionará exenciones de impuestos a los fabricantes de defensa brasileños, dándoles incentivos lucrativos para hacer adquisiciones y nuevas inversiones. Como resultado, pueden crearse miles de nuevos puestos de trabajo relacionados con la defensa. Esta iniciativa responde a la estrategia de defensa nacional de Brasil y se complementa con los planes de desarrollo industrial, tecnológico y económico del país.



El 29 de septiembre, la Presidenta firmó una medida provisional que exime al sector defensa de pagar el impuesto sobre productos industrializados (IPI), el impuesto de seguridad social (Cofins) y el impuesto del programa de integración Social (PIS) durante cinco años. Esto podría traducirse en ahorros del 30 por ciento para las empresas de defensa. Es un alivio para los ejecutivos de negocios que sitúan la carga fiscal junto con una infraestructura deficiente, como los principales obstáculos al crecimiento.



"Estas medidas son importantes para promover el sector de la defensa, debido a que el sector carece de condiciones adecuadas para que las empresas nacionales compitan con empresas extranjeras dentro y fuera de Brasil", explicó Armando Lemos, director técnico de la Asociación brasileña de fabricantes de materiales para la defensa y la seguridad (ABIMDE) con base en Sao Paulo.



Se espera que la medida genere 23.000 empleos directos y 90.000 indirectos. Esto sería casi el doble de la fuerza de trabajo actual del sector defensa de 25.000 empleos directos y 100.000 empleos indirectos, dijo Lemos. En total, 186 empresas se beneficiarán del programa, incluidos los líderes de la industria Avibras (aeroespacial), Embraer (aviones), Helibrás (helicópteros) y Odebrecht Defesa (tecnología).



"Aunque la medida todavía está pendiente de aplicación formal, definirá los criterios de registro para las empresas de defensa estratégica y detallará el régimen fiscal específico que se les aplicará", dijo Lemos.



El documento de estrategia de defensa nacional de 2008, publicado durante la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva e ideado por el ex Ministro de Defensa Nelson Jobim, fue un hito importante para el establecimiento de la defensa de Brasil tras años de abandono después del retorno del país a la democracia. Una de sus principales misiones fue resucitar la industria de defensa en gran parte abandonada y convertirla en una empresa eficiente y competitiva, capaz de contribuir al crecimiento económico y al prestigio internacional de Brasil.



"La defensa de Brasil requiere la reorganización de la industria de defensa nacional", afirma el documento explícitamente. Una pauta establecida por el informe para lograr esta reorganización subraya la necesidad de capacidad tecnológica independiente a través de alianzas internacionales, así como la importancia de la subordinación de las consideraciones comerciales a llamados imperativos estratégicos, tales como un régimen legal, reglamentario y fiscal especial para la industria de defensa.



Desde la publicación del documento, se han hecho acuerdos de transferencia de tecnología entre Embraer y proveedores extranjeros para producir el avión de transporte militar KC-390. La cooperación de Brasil con Francia para construir cuatro submarinos convencionales y un submarino nuclear también incluye un acuerdo similar de transferencia de tecnología.



Un pilar clave de la nueva estrategia de Brasil es impulsar su industria de defensa, asegurando que las necesidades de equipos sean satisfechas por las empresas nacionales capaces de competir en los mercados externos. Esto garantizaría las economías de escala para la producción.



"Ya sea debido al tamaño de nuestro territorio o nuestras fronteras, o al hecho de que nuestro país ha sido bendecido con enormes riquezas, necesitamos esta industria porque es estratégica para nuestra soberanía", dijo Rousseff tras el anuncio de desgravaciones fiscales para el sector.



La industria de defensa no es la única en recibir un trato preferencial.



En agosto pasado, Rousseff anunció el Plan Brasil Más Grande (Plano Brasil Maior) encaminado a proteger a los fabricantes nacionales del aumento de la competencia asiática y de un alza de la moneda. El programa piloto apoya la producción de ropa, calzado, muebles y software, ofreciendo 16 millones de dólares en reducciones de impuestos para apoyar la innovación, la inversión, la productividad, el comercio exterior, el capital humano, la producción sostenible y a pequeñas y medianas empresas en estos sectores.



En esencia, el plan pone la innovación surgida en el país y la producción con valor añadido a la vanguardia y pretende que las empresas brasileñas sean más competitivas en cuanto a costos a nivel mundial.



"Necesitamos desarrollar tecnología en Brasil para agregar más valor a nuestra producción industrial mediante la reducción de los costos a través de reducciones de impuestos y reduciendo la burocracia", dijo el senador del partido de trabajo Acir Gurgacz, en sus argumentos poco antes de la aprobación del plan en agosto.



Las empresas de defensa brasileñas ya reciben algún apoyo financiero directo del gobierno federal. Por ejemplo, Optovac, que creó una válvula de uranio para el futuro submarino nuclear de Brasil, cuenta con los recursos de la Fundación de investigación del Estado de São Paulo, así como de la FINEP, una agencia del Ministerio de Ciencia y Tecnología.



De acuerdo con la estrategia de defensa nacional de 2008, los proyectos industriales más grandes de las fuerzas armadas de Brasil requerirán inversiones de al menos 40.000 millones de dólares. Atender todas las necesidades militares expande el total a unos 120.000 millones de dólares, dijo el Presidente del ABIMDE, Orlando José Ferreira Neto.



Las ambiciosas metas de Brasil parecen alcanzables. En 2010, fue el país que más invirtió en defensa en América Latina, con 33.500 millones de dólares y el único en la región en estar entre los 15 que más invierten en esta industria en el mundo, según el centro de investigación sueco SIPRI. Los nuevos incentivos fiscales ayudarán a liberar más capital para las inversiones en este sector.

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