miércoles, 28 de diciembre de 2011

Hacia un Brasil sin miseria.

Vista nocturna de la Ciudad de São Paulo
Por María Josefina Arce.


Un Brasil sin miserias es el objetivo que se ha trazado el gobierno que preside Dilma Rousseff, y que ya exhibe notables avances desde el lanzamiento hace seis meses del ambicioso plan de gran repercusión social en un país conocido por el abismo que separa a ricos y pobres. 

 Es así que unas 325.000 familias en situación de extrema pobreza comenzaron a recibir un ingreso mínimo en el marco del programa Bolsa Familia, superando con holgura la meta oficial para este año. 

Este programa, que fue una de las propuestas de la campaña electoral de Rousseff, es una ampliación de las políticas implementadas por su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva. Durante ocho años de gobierno el ex presidente logró que 28 millones de brasileños salieran de la pobreza, según datos oficiales.

 Pero aunque indiscutiblemente se avanzó un gran trecho, aún queda mucho por hacer, todavía 16 millones viven con una renta de menos de 43 dólares, en condiciones precarias.

 Por eso, la nueva primera mandataria se dio a la tarea de implementar Brasil Sin Miseria, que cuenta con un presupuesto anual de 11.000 millones de dólares del Tesoro Federal. 

 Las autoridades tienen previsto encontrar hasta 2013 a todos los brasileños que viven en la miseria e incorporarlos a Bolsa Familia, que durante este año se profundizó con la ampliación de tres a cinco el número de menores y adolescentes beneficiados por núcleo, con lo cual un millón 300 mil brasileños en esas edades fueron incluidos en el plan.

Asimismo, se logró proteger una mayor cantidad de madres y futuras madres con los proyectos Bolsa Gestante y Bolsa Nutrición, que ya atienden a 25 mil gestantes, el primero, y a 92 mil mujeres con sus bebés, el segundo.

 Brasil sin Miseria también tiene una variante rural, y durante este año fueron distribuidas entre las familias del campo 375 mil toneladas de semillas y se dieron pasos de avance en el plan Agua para Todos. 

La iniciativa pretende vincular los programas de renta ya existentes con acceso a servicios públicos de educación, salud, asistencia social, saneamiento, energía eléctrica e incorporación laboral. 

 Garantizar a todos los brasileños condiciones dignas de vida es la esencia de esta iniciativa que ofrece además, cursos de calificación y capacitación profesional. 

La actual presidente brasileña, continuadora de las políticas sociales de su antecesor, está empeñada en lograr una sociedad más justa y para ello ha logrado unir a todos los brasileños en la lucha contra la pobreza, convencida de que con voluntad política es posible un Brasil con igualdad de oportunidades.

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