viernes, 17 de agosto de 2012

Brasil lanza un millonario plan de obras



Un total de 65.000 millones de dólares de inversión, entre fondos privados y del gobierno, es la gigantesca cifra que la presidente de Brasil, Dilma Rousseff, decidió dedicar a la construcción de la infraestructura vial y ferroviaria de su país hasta 2018.

El paquetazo, rebautizado por los dueños de los grandes holdings brasileños como el “kit de la felicidad” , contempla construir y reformar 7.500 kilómetros de rutas y 10.000 kilómetros de vías férreas.

Dilma desafió ayer a la treintena de empresarios convidados al Palacio del Planalto en Brasilia para asistir al mega lanzamiento de obras públicas: “Señores y señoras, la palabra clave del momento es invertir”. Para los dueños de la mitad de la economía brasileña, los tiempos del anuncio no podrían ser más acertados. Catapultado al primer lugar en el ranking de los más ricos de Brasil, Eike Batista, recordó que hay “un déficit de emprendimiento de 300.000 millones de dólares. Por eso, este programa (de Dilma) es un espectáculo”. Y añadió: “Este gobierno tiene suerte en el timing, porque hay un exceso de capitales en el mundo y, si ofrecen un proyecto en un país grande con recursos, yo voy”.

Con 8 millones de kilómetros cuadrados de territorio y 17.000 kilómetros de frontera, Brasil es todavía un país con escasa integración vial y ferroviaria, lo que representa una traba objetiva para el despegue económico y social. “Queremos que Brasil tenga un avance productivo de entre 4,5 y 5% anual. Y esperamos construir para eso un ambiente adecuado para la inversión, no sólo ahora sino en el medio plazo”. Dilma hizo hincapié en una de sus consignas preferidas: “Profundizar el modelo que consiste en estabilidad macroeconómica, crecimiento y ascenso social”. Lo cierto es que para los brasileños la modernización de la red ferroviaria es una urgencia. “El 90% es del siglo XIX y comienzos del XX, cuando los trenes de pasajeros viajaban a 40 kilómetros por hora”, ejemplificó el ministro de Transportes, Paulo Passos. “El objetivo es facilitar velocidades de circulación de entre 100 y 150 kilómetros por hora”.

Dilma negó que el programa se trate de una privatización. “No estamos liquidando patrimonio público para acumular caja o reducir deuda”, dijo. Agregó que el programa va a “corregir” errores de privatizaciones pasadas, especialmente en ferrocarriles, que adjudicaron ramales a empresas en particular. Un ejemplo fue la entrega de vías en el estado provincial de Pará para la explotación exclusiva de la empresa minera Vale. “La red debe ser para todos los que quieran transportar cargas”, sentenció.

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