RIO DE JANEIRO, (Xinhua) -- Brasil es uno de los pocos países del mundo que puede mostrar avances sólidos en la última década, sobre todo desde que la crisis comenzó a afectar la economía mundial en 2007, afirmó hoy la presidenta del país, Dilma Rousseff.
"En la última década, raros son los países que, como Brasil, pueden enorgullecerse de ofrecerle un futuro mejor a sus jóvenes", destacó la jefe de Estado en un artículo de su autoría publicado en la edición de este domingo del diario Folha de Sao Paulo.
En el artículo, la mandataria defendió los éxitos logrados desde que el Partido de los Trabajadores (PT) se hizo con el Gobierno de Brasil, el 1 de enero de 2003. Rousseff aplaudió las políticas de inclusión social puestas en marcha por su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), y a las que le dio continuidad.
Según la presidenta brasileña, a diferencia del aumento del desempleo y de los problemas provocados por la crisis económica en otros países, Brasil consiguió en la última década que cerca de 40 millones de personas ascendieran a la clase media en el que calificó como "mayor movimiento de ascensión social en la historia del país".
Entre 2003 y 2012, la renta promedio de los brasileños creció de forma constante; fueron generados 19,4 millones de nuevos empleos formales y la desigualdad fue reducida de forma constante, puntualizó Rousseff.
También hizo hincapié en las medidas de su Gobierno para combatir la desigualdad social, "que pasó a ser una política de Estado y no más una acción de emergencia", señaló la presidenta y resaltó la educación, la salud y la vivienda como cuestiones prioritarias para el Gobierno brasileño desde que Lula ocupó la jefatura de Estado.
"El Brasil que emerge de los últimos diez años es un país más incluyente y sólido económicamente, y el objetivo de mi gobierno es profundizar esas conquistas", agregó.
Al mismo timpo, Rousseff admitió que los avances de los últimos diez años "fueron construidos sobre una base sólida".
Además de proseguir con la eliminación de la pobreza y con la reducción de las desigualdades, el desafío de la mandataria es ampliar la competitividad de la economía brasileña con la construcción de carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos en todo el país, y reducir la carga tributaria y las tarifas de energía eléctrica gracia a los proyectos anunciados en 2012 que ofrecen concesiones para estos fines.
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