viernes, 8 de junio de 2012

Historia de Ubatuba


Fuente: Viaje a Brasil

Ubatuba, muy conocida por sus bellezas naturales, también fue escenario de momentos claves de la historia brasilera. Hans Staden, Manoel da Nóbrega, José de Anchieta, Cunhambebe, Aimberê... Todos protagonistas de grandes momentos épicos de la historia.

Los indios Tupinambás fueron los primeros habitantes de la región de Ubatuba. Eran excelentes canoeros y vivían en paz con los indios del altiplano hasta la llegada de los portugueses y franceses, que intentaron dominarlos, con el fin de asegurar la posesión de la tierra.

Los Tupinambás y los Tupiniquins se organizaron formando la “Confederacion de los Tamoios” ("Tamoios" es una palabra de la lengua hablada por los Tupinambás que significa “el dueño de la tierra”, por tanto la confederación era la unión de los indios que eran verdaderos dueños de la tierra), y pasaron a enfrentar a los portugueses. Los jesuitas José de Anchieta y Manoel da Nóbrega llegaron a la región con la misión de pacificarlos. En ese momento, Anchieta se convirtió en prisionero de los mismos, permaneciendo allí por cuatro meses.

Mientras eso, Manoel da Nóbrega volvía a São Vicente para finalizar el tratado denominado “Paz de Iperoig”, que sería firmado el 14 de setiembre de 1563. Fue en esa época que Anchieta escribió el poema a la Virgen na Praia de Iperoig, constituido de 5.732 versos.

Pasados algunos años, el gobernador general de Rio de Janeiro, Salvador Correa de Sá y Benevides, tomó providencias para colonizar la región, enviando a los primeros residentes para asegurar la posesión de la tierra para la Corona Portuguesa. El pueblo conseguía su emancipación política administrativa y fue elevado a la categoría de villa el 28 de octubre de 1637, con el nombre de “Vila Nova da Exaltaçao da santa Cruz do Salvador de Ubatuba", teniendo como fundador a Jordão Albernaz Homem da Costa.

Desarrollo económico de Ubatuba


Los pobladores se instalaron a lo largo de la costa, utilizando el mar como medio para transportarse. Además, con el surgimiento de la economía del oro, la región del Litoral Norte se transformó en productora de aguardiente y azúcar para abastecimiento de las áreas de Minas Gerais que experimentaban un nuevo vuelco de progreso. El pueblo de Ubatuba dejó de tener apenas la agricultura de subsistencia, pasando a una agricultura comercial que incluía, además de agua ardiente el azúcar, tabaco y producción de pescado salado.

En 1787, el presidente de la Provincia de São Paulo, Bernardo José de Moura, decretó que todas las embarcaciones del litoral serían obligadas a dirigirse al puerto de Santos, cuyos costos eran más bajos. A partir de esa presión del gobierno, Ubatuba entró en franca decadencia y muchos productores abandonaron el lugar. Los que quedaron pasaron a cultivar apenas lo necesario para la subsistencia.

La situación solo mejoró a partir de 1808, con la apertura de los puertos, pues la familia Real Portuguesa, escapando de las tropas napoleónicas, se transfirió a Brasil. El comercio ganó impulso con el café, inicialmente cultivado en el propio municipio y enviado a Rio de Janeiro.

La villa pasó, en 1855, a categoría de ciudad. Nuevas calles fueron abiertas y el urbanismo, en el sentido moderno, alcanzó al municipio. Son creados los cementerios, nuevas iglesias, un teatro, fuente de agua, mercado municipal y nuevas construcciones para abrigar la elite local, entre las cuales se destaca la casa de Manoel Baltazar da Costa Fortes, hoy sede de la Fundación de Arte y Cultura de Ubatuba, Fundart. Hoy la mayoría de las construcciones es recordada apenas por la presencia de ruinas o por los nombres dados a las playas como Lagoinha, Maranduba, Ubatumirim y Picinguaba.

La villa pasa además a contar con una ruta empedrada para sustentar el tráfico de mulas cargadas con mercaderías. La iniciativa de construir una vía de ferrocarril entre Taubaté y Ubatuba fue visto com mucha esperanza, siendo importados rieles de Inglaterra. Sin embargo durante el gobierno de Floriano Peixoto fue suspendida la garantía de intereses sobre el valor del material importado, provocando la quiebra del Banco Popular de Taubaté y en consecuencia, de la empresa constructora. La ruta prácticamente desapareció y el tráfico marítimo fue reducido a escala de apenas un barco cada diez días en la línea Santos-Rio de Janeiro. 

Después de un largo periodo, después de la Revolución Constitucionalista de 1932, con el objetivo de integrar la región, el Gobierno Estadual promovió mejoras en la ruta Taubaté-Ubatuba, pasando la ciudad a contar con un contacto permanente con Vale do Paraíba. De a poco la ciudad empieza a desenvolver su vocación turística, recibiendo un impulso decisivo en este sector, en 1972, con la construcción de la ruta BR- 101 (Rio-Santos).

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