domingo, 9 de enero de 2011

Brasil renueva su Ejército para vigilar la frontera



Brasil tiene la friolera de 16.000 kilómetros de frontera que acaban siendo un colador para el tráfico de armas, droga, contrabando y prostitución. Se calcula que un 90% de la violencia que sufre el país proviene del tráfico de drogas y armas, y ello pasa por las fronteras porque Brasil no produce droga: toda llega ilegalmente del exterior, sobre todo de Bolivia.

Para la difícil vigilancia de una superficie tan impresionante de fronteras, el nuevo Gobierno de Dilma Rousseff ha decidido hacer una inversión millonaria para la creación del Sistema Integrado de Vigilancia de las Fronteras (Sisfron), comenzando por la modernización de las Fuerzas Armadas con un presupuesto de 6.000 millones de dólares (4,659.27 millones de euros), según publica el diario Folha de Sâo Paulo.


El nuevo sistema de vigilancia del Ejército será realizado en tres etapas. El proyecto incluye radares de imagen y de comunicación de diferentes grados de sofisticación, vehículos aéreos no tripulados y blindados para la frontera terrestre con foco en la Amazonia.

La base operacional serán los Pelotones Especiales de Fronteras (PEF), que pasarán de los 21 actuales para 49. Según el Gobierno, la porosidad de las fronteras, donde el Ejército tiene poderes de policía desde 1999, "constituye el problema número uno de la seguridad del país".

Tras las operaciones de vigilancia en el espacio aéreo llevadas a cabo hasta ahora, el contrabando y tráfico de drogas y armas se trasladaron a las vías terrestres y fluviales, y de allí llegan a los grandes centros del país, por ejemplo a las más de mil favelas de Río de Janeiro.

Proyecto millonario


El pasado 17 de diciembre, la brasileña Embraer y ocho empresas internacionales del área de defensa enviaron representantes a Brasilia para recibir informaciones acerca del nuevo proyecto millonario del Gobierno en la modernización del Ejército para la vigilancia de fronteras. Fueron las alemanas Rheinmenthall y Rohde&Schwarz; las norteamericanas Harris y Rockwell Collins, la francesa Thales, la israelí Elbit Tadiran, la italiana Selex y el consorcio europeo Cassidian, del grupo EADS. La española Indra y la sueca Saab también recibieron informaciones posteriormente.

Lo que espera el Gobierno es que las empresas formen consorcios, ya que ninguna de ellas, por sí sola, sería capaz de llevar a cabo un proyecto tan ambicioso. Las propuestas deberán ser presentadas hasta el 31 de este mes y serán analizadas por el Centro de Comunicaciones y Guerra Electrónica del Ejército (Ccomgex) y por la Atech, empresa especializada en el desarrollo de programas de software, que llevó a cabo el estudio inicial de viabilidad.

Según informaciones obtenidas por Folha, la comisión tendrá en cuenta dos exigencias muy concretas: el "dominio nacional sobre la tecnología" desde su implantación y la "inclusión de mecanismos de compensación comercial, dando prioridad a los mecanismos de transferencia de tecnología para la base industrial brasileña de defensa".

Esta modernización del Ejército para la vigilancia de las fronteras entra en un plan más general de renovar todo el sistema de defensa de Brasil, pensando sobre todo en la defensa de la Amazonia, una de las zonas más cruciales y más codiciadas desde fuera del país. Las inversiones comenzaron con el submarino de propulsión nuclear de la Marina y con el proyecto de la compra, también millonaria, de una nueva flota de cazas, cuya adjudicación a una empresa extranjera aún no ha sido decidida. El ex presidente Lula dejó la decisión a su sucesora Rousseff, que deberá tomar una decisión definitiva los próximos meses. Ahora le ha llegado su momento a la modernización del Ejército.

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