Brasilia (PL) Brasil concluirá 2011 con un saldo positivo en la aplicación de políticas públicas destinadas a erradicar la miseria, disminuir la desigualdad social y mantener el crecimiento económico, pese a los efectos negativos de la crisis financiera internacional.
El 2011 coincide también con el primer año del mandato de la primera mujer presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, quien ha sabido conducir y manejar situaciones complicadas como la peor catástrofe natural sufrida por este país en enero pasado, en el inicio de su gobierno.
Asimismo, la renuncia de siete ministros, seis de ellos tras insistentes señalamientos de supuestos malos manejos del erario público en sus respectivas carteras y el séptimo por declaraciones políticas contrarias al gobierno y ataques contra otros colegas.
Tanto es así que pese a todos los embates de la gran prensa de derecha para tratar de desacreditar a su gabinete, así como a las propias iniciativas oficiales, la presidenta concluye su primer año con el 72 por ciento de aprobación a su gestión por parte de los brasileños.
En encuesta realizada por el Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística (Ibope) a inicios de diciembre, y encomendada por la Confederación Nacional de la Industria (CNI), el 72 por ciento calificó de excelente o buena el trabajo de Rousseff, un uno por ciento más que en la anterior consulta, de septiembre pasado.
Desde que ganó la presidencia brasileña en la segunda vuelta de las elecciones generales, el 31 de octubre de 2010, Dilma Rousseff aseguró que cumpliría las promesas de campaña, lo cual ratificó el 1 de enero cuando asumió la primera magistratura.
Sólo 34 días después, Rousseff presentó el primer gran programa social de su gobierno, La salud no tiene precio, una iniciativa que distribuye de manera gratuita medicamentos para la hipertensión y la diabetes, dos de las enfermedades que más afectan a los brasileños.
En ese momento, afirmó que "es un deber del estado brasileño proporcionar a todos las condiciones de acceso regular y seguro a los medicamentos requeridos. Hoy, en el momento en que mi gobierno completa un mes, tengo la satisfacción de honrar este compromiso que asumí".
Con motivo del Día Internacional de la Mujer, cuyas celebraciones el gobierno decidió extender a todo el mes de marzo, la presidenta aceleró el ritmo y presentó una serie de proyectos para favorecer a las féminas del país.
Entre ellos sobresale el Programa de Fortalecimiento de la Red de Prevención, Diagnóstico y Tratamiento de cáncer de mama y de cuello de útero, dos de los que más afectan a las mujeres, y para el cual el gobierno destinó unos cuatro mil 500 millones de reales, unos dos mil 650 millones de dólares, de aquí hasta 2014.
El tema del cáncer resulta sensible para la presidenta, toda vez que ella misma debió enfrentar y superar uno recientemente y por eso apuntó que "sé por experiencia propia que el cáncer tiene mayor posibilidad de cura cuando es tratado en el inicio".
Estadísticas del Ministerio de Salud reflejan que el cáncer de mama es la principal causa de muerte entre las féminas de este país, con más de 49 mil 200 casos estimados para este año. En 2008 fue responsable del fallecimiento de 11 mil 813 brasileñas.
De su lado, el cáncer de cuello de útero resulta el segundo tumor más frecuente entre las mujeres, con estimado de 18 mil 430 nuevos casos este año. En 2008 causó el fallecimiento de cuatro mil 873 brasileñas.
Además del proyecto Rede Cegonha (Red Cigüeña), destinado a la atención integral de las madres y menores desde el embarazo, pasando por el parto y hasta los dos años del bebé, Rousseff anunció en marzo la construcción de seis mil centros educativos infantiles y guarderías hasta 2014.
Sin embargo, fue el 2 de junio cuando vio la luz el principal programa del gobierno de Rousseff, Brasil sin Miseria, con el cual asumió el reto de eliminar la pobreza extrema en el gigante suramericano antes de concluir su mandato en 2014.
El primer gran desafío del proyecto será localizar, registrar e incluir en los programas sociales del gobierno federal a los 16 millones 200 mil brasileños que aún viven en la miseria, según determinó un estudio oficial.
Sobre ello, Rousseff aseguró en el Palacio de Planalto, donde presentó el plan estrella de su gobierno, que "no vamos más a esperar que los pobres corran detrás del estado brasileño. El estado brasileño debe correr detrás de la miseria".
"Lo que antes era una cuestión de moral, ética y defensa de los derechos humanos se convirtió en una inmensa llave para elevar el crecimiento de Brasil a otro nivel. La inclusión social hace sustentable nuestro crecimiento", subrayó la presidenta.
En este mes de diciembre concluyó el proceso de firma de los compromisos para erradicar la miseria de los gobernadores de los 26 estados y el Distrito Federal con el estado brasileño.
Durante el año fueron presentados otros programas destinados a favorecer a los emprendedores individuales, a los trabajadores agrícolas y a los jóvenes para elevar su formación profesional, lo que incluye 101 mil becas a fin de estudiar en las mejores universidades del mundo.
Obras de infraestructura en todas las regiones de Brasil para disminuir las desigualdades en cuanto al desarrollo de los diferentes territorios de este inmenso país también resaltaron en el transcurso de 2011.
El Plan Estratégico de Fronteras, cuyo objetivo central es combatir los ilícitos en los bordes limítrofes y mejorar las condiciones de vida de los habitantes de esas zonas, y el programa para combatir el consumo de crack y otras drogas, son otros empeños anunciados este año.
También ganaron impulso las obras para la Copa del Mundo de Fútbol en 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016, lo cual incluye reparación, remodelación y hasta construcción de nuevos estadios y aeropuertos en las ciudades sedes de esos eventos deportivos.
En el terreno económico todo marchaba sobre ruedas, con crecimientos en los dos primeros trimestres de 2011, hasta que a mediados de año el agravamiento de la crisis financiera internacional obligó al gobierno brasileño a adoptar una serie de medidas para disminuir los efectos adversos en el país.
Si bien esas políticas protegieron a la economía brasileña, sus impactos se reflejaron en el cero incremento del Producto Interno Bruto (PIB) en el tercer trimestre del año y la necesidad de corregir para abajo todas las metas en esta esfera.
Igualmente, obligaron al gobierno a aplicar otras acciones a fin de impulsar el crecimiento económico ante el estancamiento provocado por las medidas para prevenir ser blanco de la crisis que hoy afecta seriamente a algunas naciones europeas.
No obstante todos esos avatares, Brasil crecerá este año y posee herramientas suficientes -que van desde los más de 350 mil millones de dólares de reservas internacionales y un fuerte mercado interno- para enfrentar la difícil coyuntura mundial.
Reconocido por todos los sectores, e incluso los opositores políticos, a los buenos indicadores económicos y macroeconómicos que muestra el país se suman sus conquistas sociales, con haber sacado de la miseria a unos 40 millones de brasileños en los últimos ocho años.
Tal y como lo vaticinó en su discurso de toma de posesión, la presidenta brasileña priorizó este año las relaciones con sus vecinos de América del Sur, de Latinoamérica y el Caribe en general, así como con África y ya anunció que el año entrante mantendrá igual prioridad.
También las naciones desarrolladas, con destaque para China y Estados Unidos, sus principales socios comerciales, aparecen entre los centros de atención de la política externa del gobierno de Rousseff.
La política integracionista brasileña fue ratificada y realzada durante estos 12 meses, con los impulsos significativos al fortalecimiento de bloques regionales como el Mercado Común del Sur (Mercosur), la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y a la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
*Corresponsal de Prensa Latina en Brasil.
arb/ale
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